Mercado de valores
Mercado de valores
El mercado de valores es un mecanismo en el que concurren los ciudadanos y empresas para invertir en valores que le produzcan eventualmente una ganancia o para captar recursos financieros de aquellos que lo tienen disponible. A quienes concurren a captar recursos se les denomina emisores y a quienes cuentan con recursos disponibles para financiar se les denomina inversores.
Lo regula la "Ley del mercado de valores".
Participan
Demandantes de valores: Personas o instituciones que desean obtener ganancias mediante la adquisición de instrumentos de inversión, como los fondos de inversion, FICE, fondos de pensiones, fondos mutuos, inversionistas extranjeros, inversionistas privados, AFP, soc. admin. grales. de fondos, bancos, FBR y soc. administradora FBR
Formas de obtener fondos
Adquiriendo deuda
Mediante préstamos que posteriormente tendrán que devolver a su acreedor. Estos préstamos pueden provenir de entidades financieras de crédito o pueden ser emitidos por la propia compañía que necesita fondos.
En este segundo caso, que es el que tendremos en cuenta a lo largo del artículo ya que se engloba dentro del mercado de capitales, se dice que la empresa emite títulos de deuda.
Los títulos de deuda forman parte del mercado de renta fija. La renta fija ofrece rentabilidades fijas que el comprador conoce en el momento de la adquisición, siempre y cuando este las mantenga hasta su vencimiento. Es decir, cuando no las vende antes de que venzan. La renta fija se adquiere en las bolsas de valores.
A partir de la emisión de acciones
Es decir, de compartir la propiedad de la compañía sin la obligación de devolver el dinero a su inversor. Las acciones pertenecen al mercado de la renta variable y, a diferencia de la renta fija, no ofrecen una rentabilidad conocida de antemano por su inversor en el momento de la compra.
Además, las empresas emiten acciones con diferentes propósitos. Por ejemplo, para efectuar ampliaciones de capital. Sino que se exponen a la fluctuación de los precios de cotización, que pueden ir a favor o en contra de los intereses del inversor, generándole beneficios o pérdidas. Al igual que ocurre con la renta fija, las acciones también se compran en las bolsas de valores.
Cuando realizan emisiones nuevas, ya sea de renta variable o de renta fija, las empresas deben acudir al denominado mercado primario. Es decir, el mercado primario acoge los nacimientos de las emisiones de las empresas para financiarse.
El mercado donde los inversores intercambian títulos se llama mercado secundario, comúnmente conocido como la bolsa (bolsa de valores). En ella, estos activos tienen un precio de cotización público y los inversores negocian entre sí comprando y vendiendo. Las empresas no reciben fondos a través de este mercado, pero sí pueden beneficiarse con revalorizaciones de la sociedad si el precio de cotización de las acciones aumenta, consecuencia de haber más compradores que vendedores en torno a ese valor.
Riesgos del mercado de valores
Toda inversión conlleva asumir riesgos para obtener rentabilidad, por lo que conviene conocerlos antes de dar el paso. Entre ellos:
Riesgo de mercado: Consiste en la posibilidad de incurrir en pérdidas como consecuencia de movimientos adversos en el precio de cotización del activo.
Riesgo de liquidez: Es el riesgo de no poder vender fácilmente un activo del cual el inversor quiere deshacerse para conseguir dinero y, en consecuencia, tener que vender con pérdidas al verse obligado a aceptar un precio inferior al que pide.
Riesgo de crédito: Afecta a los títulos de renta fija y consiste en sufrir pérdidas derivadas del incumplimiento del pago de intereses o principal de la deuda al bonista.
Riesgo de tipos de interés: Afecta a los valores de renta fija y se traduce en pérdidas derivadas de movimientos adversos en los tipos de interés, que provoca caídas en el precio del título.
Riesgo de tipo de cambio: Afecta a cualquier título que esté denominado en una divisa distinta a la del inversor y conduce a pérdidas provocadas por movimientos adversos en el tipo de cambio. Por ejemplo, que mi bono denominado en yenes se aprecie contra mi moneda local, el dólar.
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